Otro ganador del Top 100: cada año, Green Destinations organiza el concurso Top 100 Destination Sustainability Stories, que invita a presentar propuestas de todo el mundo: una colección examinada de historias que destacan destinos locales y regionales que están avanzando hacia la gestión sostenible del turismo y sus impactos. Como anteriormente, seleccionamos dos historias más de los ganadores, esta de Albania, donde un lago con un templo hundido ayuda a una comunidad a recuperarse de años de represión. Sinopsis de Ailin Fei. Presentación del Top 100 por Paolina Rusta, Especialista en Turismo / Coordinadora de Sostenibilidad, Municipio de Belsh.
Abrazar el Santuario de Afrodita para construir un destino turístico próspero
Belsh, Albania, conocida por sus lagos kársticos, colinas cubiertas de olivos y su rico patrimonio, se extiende por poco menos de 200 km² y alberga a 33.632 residentes, principalmente agricultores y pescadores conocidos por su hospitalidad. Durante el gobierno dictatorial en Albania, el pueblo de Belsh se vio obligado a abandonar sus antiguas religiones, culturas e historias. Después del régimen, Belsh luchó por recuperar su identidad cultural y hacer la transición al turismo sostenible, pero inicialmente se encontró con escepticismo debido a la pérdida cultural y el aislamiento.
En 1974, el descubrimiento de un santuario submarino de 2.300 años de antigüedad dedicado a la diosa Afrodita (Afrodita en albanés) marcó un punto de inflexión en la preservación del patrimonio. En 2002, el Ministerio de Cultura otorgó al lago Seferan el estatus de protección, lo que dio lugar a excavaciones arqueológicas. La comunidad no sólo protegió esta reliquia sino que también abrazó sus costumbres ancestrales con un Festival Aferdita anual.
El municipio de Belsh inició el festival en 2017 para celebrar y reintroducir las tradiciones culturales en la comunidad, involucrando a artesanos y músicos locales. La participación de la comunidad fue fundamental para esta transformación. A través del mapeo de activos, la comunidad combinó la belleza natural y la riqueza cultural para formar un modelo turístico distintivo. La comunidad adoptó marcos participativos, enfatizando los diálogos abiertos y la capacitación para administrar las instalaciones, reduciendo así el escepticismo y fomentando la responsabilidad compartida.
Este resurgimiento cultural fortaleció el espíritu comunitario, reconectó a las personas con su herencia y transformó el lago Seferan en una atracción turística. La revitalización provocó el crecimiento económico, con nuevas casas de huéspedes, restaurantes y un aumento del turismo. El número de visitantes ahora promedia 3.500 invitados cada fin de semana.